Los estudios han demostrado que los resultados a largo plazo son aproximadamente los mismos que los que se obtienen cuando se extirpa el riñón por completo. El beneficio obvio es que el paciente preserve más función renal.
Puede que una nefrectomía parcial no sea una opción si el tumor se encuentra en el medio del riñón o si está muy grande, si hay más de un tumor en el mismo riñón, o si el cáncer se ha propagado a los ganglios linfáticos o a órganos distantes. No todos los médicos pueden realizar este tipo de cirugía, por lo que debe llevarse a cabo solo por alguien que cuente con amplia experiencia con este procedimiento quirúrgico.
Las formas en que se puede realizar una nefrectomía incluyen:
Cirugía abierta:
El cirujano hace un corte en el costado o en el área del estómago, también llamada abdomen. Este método de cirugía abierta no suele ser necesario. Sin embargo, permite a los cirujanos realizar algunas cirugías que aún no pueden realizarse de forma segura con métodos menos invasivos, como la laparoscopia.
Cirugía laparoscópica:
El cirujano realiza unos pequeños cortes en el área del estómago. A través de los cortes, se introduce un dispositivo con forma de varita que tiene una cámara de video pequeña, llamada laparoscopio, que permite ver el interior del cuerpo. Luego, se utilizan instrumentos quirúrgicos para extirpar una parte o todo el riñón. La cirugía laparoscópica suele tener beneficios en comparación con la cirugía abierta. Estos incluyen cortes más pequeños, menor tiempo de recuperación y hospitalización, y menos complicaciones después del procedimiento.